08 septiembre 2013

La voz de un pueblo


Anoche, en Mairena, en el Festival Flamenco, podría no haber ocurrido nada más -ni menos- que pasar una noche disfrutando del cante y el baile flamenco, en un marco como el de ese Festival, uno de los pioneros en Andalucía, por tanto, en el mundo.
Pero no fue así.
Hablamos de cante jondo, allí no cabe otra cosa y quizás por eso lo que me estaba llegando no eran sólo las voces estremecedoras de cantaoras y cantaores sino, una vez más, el alma del CANTE. Ya no eran los matices de las gargantas de cada uno/a, iba mucho más allá : eran ecos de la historia de un pueblo, una historia única que es la puede ser capaz de parir esa criatura que ayer habitaba  en el escenario. Eran todos los gestos de los cantaores y cantaoras, milenarios, involuntarios, sobrecogedores muchas veces, ajenos a la convencional idea de la belleza. Eran sus manos retorcidas por un esfuerzo que, para convertirse en voz y en cante, no le sirven sólo las cuerdas vocales sino que necesariamente tiene que salir de las entrañas y de las entrañas nada sale de forma modosa, ordenada, estudiada y vacía., Sentí como esas voces, con el busto de Antonio Mairena atrás, atento, escuchando y comprobando – sin dudas- que no se ha perdido la jondura del cante ,  eran como agua que regaban los campos y la tierra de donde nacían, que se esparcían por aquellos territorios de trigos, por aquellas vegas de sudores y de espanto de siglos, que fertilizaban – sin saberlo, sin ser conscientes - la conciencia de pueblo, de pertenencia a una cultura nuestra, propia y singular. Era la tierra que volvía a la tierra en un ciclo de vida , muerte y renovación. Eran quejas, dolores acumulados, “ays” que vienen del más allá, de la noche de los tiempos andaluces que tanto guardan, que tanto acumulan, que tanto callan para seguir conservando su sabiduría, guardándola como un secreto que, en estas ocasiones, sale a borbotones indescifrables en forma de cante jondo, de ese que solo necesita una guitarra – también sabia y antigua- y, casi ni eso . Letras de lo cotidiano gitano-andaluz,  que también evocaban aquellas fraguas , aquellos comportamientos, aquellas convivencias, mezclas y destinos y aquel orgullo de ser gitano trabajador andaluz o no gitano trabajador andaluz. Te puede llegar lo que te llega, pero cuando hablan las entrañas, en ese lenguaje que no es humano, no existen etnias,  ni colores, ni las separaciones que se establecen en este mundo material,  sectario y clasificador. En esta noche, como en todas esas noches donde el cante ya no es cante para pasar a ser una criatura en sí misma gestada por el pueblo andaluz, es cuando te sigues reafirmando con más fuerza, cuando te hablan desde otros lugares voces que escuchamos los que estamos atentos a ellas, cuando el escalofrío no tiene nada que ver con no llevar puesta una chaqueta a las 4 de la madrugada al aire libre, cuando el nudo de la garganta no sabes de dónde ni por qué surge.
En esas noches sabes, compruebas de nuevo, que no estás equivocada en tus íntimas convicciones, que tienes las responsabilidad de hacer valer  como se pueda, como te dejen, como sea capaz, lo que encierra lo jondo en Andalucía – más allá de las expresiones externas – que tienes mucho por lo que luchar, mucho por lo que sufrir, mucho por lo que amar. 
Sentí, como he sentido tantas veces en mi vida.  Que aunque tuviera toda la eternidad, no sería suficiente para agradecerle a esta tierra el tesoro espiritual que nos regala. Cada una, cada uno, sentirá , a su forma -cuando lo siente- cómo devolverle a esta tierra su grandeza, como pagarle su generosidad. Yo quisiera, cuando me vaya, volver a ella mil veces más y por mucho que haga en todas esas mil veces, nunca será suficiente. Pero, al menos, en esta realidad, en este espacio-tiempo mío, no dudaré jamás cual es el camino.  Escuchando todo lo que había detrás de esas voces, de esas entrañas por soleá. por seguiriya, por romance, por martinete, por fandango, por malagueñas… no puedo dudar del camino.
Me acordaba anoche de las palabras de Federico, la que he repetido tanto en mis trabajos teatrales y audiovisuales y que vuelvo a dejar aquí, junto a estas emociones de anoche:
“El cante es hondo, verdaderamente hondo, más que todos los pozos y todos los mares que rodean el mundo, mucho más hondo que el corazón actual que lo crea y la voz que lo canta, porque es casi infinito.. Viene del primer llanto y del primer verso”. F. G. Lorca.

No hay comentarios:

Publicar un comentario