17 noviembre 2013

Cine Europeo en Sevilla: exigencias y consideraciones.



Ya acabó mi papel como jurado de Asecan en el Festival de Cine Europeo de Sevilla. Nunca dejo de ser yo esté donde esté y haga lo que haga pero sé guardar las formas y esperar los tiempos justos porque respeto el trabajo de los demás y sé el esfuerzo que hay detrás de un Festival de Cine, un festival que ha tenido una buena programación y una muy buena participación de los sevillanos.
Dicho esto y ya todo en calma, me gustaría añadir algunas cositas porque siento que debo hacerlo como sevillana, como persona de la cultura y como candidata a la alcaldía de Sevilla.
Comienzo por el final expresando mi sorpresa ante la decisión de no proyectar la película ganadora del Festival. La excusa ha sido la de “problemas técnicos” pero yo no me la trago. Si ha sido problema técnico es que no ha habido previsión y si no ha sido tema técnico es que ha habido censura. En un festival en el que se tiene previsto proyectar la película ganadora en la ceremonia de clausura, hay que proyectar la película ganadora sin excusas y hay que tener previsto que cualquier película que concursa puede ganar por tanto hay que tenerlas preparadas todas para su proyección final. Curiosamente la película ganadora abordaba una temática gay y con escenas de sexo muy explícitas que seguramente serían muy incómodas para ciertos asistentes a la Gala y  para la moral de algunos habitantes de la Casa Consistorial.  Y me parece lamentable cerrar un buen Festival con una censura encubierta… o con una mala previsión. Elijan ustedes.
Sigo con la Clausura. Suele ser habitual que muchos de los que llegan a Sevilla desde otros lugares del Estado no andaluces sigan considerándonos más pequeños que ellos: será porque nos miran desde arriba. Parece que ignoran que Sevilla es la cuarta ciudad más importante del Estado en número de habitantes…. vamos a dejarlo en número de habitantes. Se equivocan y cometen los mismos errores de siempre: creer que los sevillanos somos unos catetos del Sur a los que no se nos tiene que tener en consideración,  total como nunca protestamos por nada, somos dóciles, graciosos y con una copilla a la que se entra casi pidiendo perdón por estar entre “los europeos” nos conformamos…
Lo hemos vivido y hay que decirlo porque con nuestro silencio nos convertimos en cómplices y yo, a pesar de haber estado colaborando como jurado, no voy a ser cómplice de nadie que por muy bien que lo haga está despreciando a Sevilla quizás sin tener plena conciencia de ello. El hecho de no hacerlo conscientemente no significa que no se haga.
Hay productores importantes en esta ciudad que están considerados en el sector por sus buenas y notorias producciones  o directores conocidos sevillanos que están siendo reconocidos por sus estupendos trabajos que no han estado en las listas de invitados. No son tantos, sin embargo no han existido para los organizadores del Festival. Estoy harta del elitismo cateto vivido en la apertura y clausura que, entre otras cosas, se le olvida incluir al presidente de un Jurado como era el de Asecan que minutos antes había entregado un premio en el escenario. El comentario es extensible a otros jurados y a muchos compañeros de profesión .
Se volvió a perder el norte, como se pierde en no premiar la sección de PANORAMA ANDALUZ,  la única que inexplicablemente no tiene premio asignado y donde se han visto mejores trabajos que en algunas películas de la Sección Oficial. Quiero recordar desde aquí, por si alguien se ha despistado, que Andalucía también es Europa, que estamos en Sevilla y que si hay que quitarle el premio a “Europa Junior” o a cualquier otra sección similar para dárselo a “Panorama andaluz” se le quita que primero estamos nosotros y ya está bien de ningunear a los cineastas andaluces en su propia tierra que las que andamos por el mundo desde muy pequeñas sabemos que nuestro cine actual tanto en documentales como en tv movies o ficción no tiene por qué estar relegado a lugares secundarios y sin premio. Hay que EXIGIR que la Sección PANORAMA ANDALUZ tenga un jurado oficial y un premio oficial y que trabajos andaluces formen también parte de la Sección Oficial del Festival.
Y acabo por el principio – Gala interminable de Apertura-  donde se volvía a excluir de esas listas protocolarias a mucha gente significativa en Sevilla. Y en cuanto a la copa si no hay dinero para todos los acreditados no lo hay para nadie y si lo hay, habrá que saber donde estamos. Y si no, cerveza Cruzcampo para todos porque se trata de un encuentro entre las gentes del cine no de un evento municipal donde muchos invitados no son ni amigos de amigos.
Ha sido un buen Festival, como lo fueron los que le precedieron. Hubo púbico, como lo hubo en ediciones anteriores. Se está implantando cada vez más…. es lo natural. Es necesario mantenerlo: no tengo ninguna duda . Y a todo esto añado que como yo creo en mi gente, en nuestra capacidad y en nuestro trabajo no me parecería nada mal que en el relevo – cuando lo haya- del director del Festival se piense en un andaluz que creo que en más de ocho millones de habitantes alguno habrá capaz de dirigir un Festival de Cine. Demostrado está…  Sevilla puede, claro que puede y para demostrarlo ya llegará el 2015.



03 noviembre 2013

Vaya con la valla


Puede parecer un cuento, un relato muy breve, una historia inventada. Pero no lo es.

Una mañana de cualquier día del año 1988 nacieron en el mundo millones de niños. Ahora todos tienen 25 años pero no viven la misma realidad.
El por qué a unos les toca nacer en un lugar u otro y pertenecer a una u otra clase social no lo sabemos porque sabemos muy pocas cosas aunque creamos ser los seres más inteligentes del universo.
Amir fue uno de esos niños. Sus padres eran campesinos, de los que aún trabajan de sol a sol y cargan sobre sus espaldas el peso de un mundo que se desequilibra cada vez más en un andar contra natura porque ya no es el sol ni la luna ni las mareas ni las estaciones del año ni las estrellas  ni las comunidades ni siquiera los gobiernos los que rigen el planeta para los humanos… ahora (y pienso que desde casi siempre) son los grandes capitales los que imponen su ley , su norma y su forma carente de moral.
Amir crecía y muy pronto, siendo aún un niño, tuvo que ponerse a trabajar para ayudar a la economía familiar . No tuvo niñez de juguetes, de paseos de parques,  de videojuegos ni de colegios públicos pero no era infeliz en lo que para él era su realidad e  ignoraba que que esos niños que nacieron el mismo día que él corrían otra suerte.
El mundo iba apretando más mientras pasaban los años . Con 25 y ya consciente que los que nacieron el mismo día que él en un mundo llamado “primero” tenían oportunidades que él nunca tuvo y que llegar a ese primer mundo podría cambiar su vida y ayudar a cambiar la de sus padres y sus hermanos, comenzó a pensar en ir hacia ese soñado lugar al que tenía derecho por la simple razón de formar parte de un mismo planeta, de un mismo sistema solar, de un mismo universo, de un mismo cielo. Las estrellas sobre él eran las mismas, el sol salía por el mismo lugar y la luna llena era igual de bella.  Pronto supo que la naturaleza va por un lado y los hombres por otro. Que los hombres del lado hacia el que él quería ir para mejorar la vida de su familia, tenían unas fronteras que impedían el paso a los que nada tienen. Que los de su lado tampoco le habían dado el derecho a una educación y a una formación que lo capacitara para tener mejor vida, que no habían protegido su niñez ni su juventud y que también tenían fronteras que dejaban entrar libremente a los de ese mundo al que al metros, muchosos kilro de los mundos? y  le quedaba otra¿Qudo al que  e la naturaleza va por un lado y los hombres por otro. ez  él se disponía a llegar  pero que no dejaban salir tan libremente a los del suyo. ¿Qué podía hacer para llegar al primero de los mundos?  Le dijeron que recorrer muchos kilómetros – muchos- pasar frio, hambre, miedo… moverse escondido como si fuera un delincuente. Luego, si de todo eso hubiese escapado con suerte, vivo y aún con ganas, sólo tendría que saltar una valla. Tras la valla tampoco estaría  a salvo ni habría llegado a la meta pero estaría más cerca y con alguna remota posibilidad de atravesar el mar hacia una orilla donde podría cambiar su vida y de la que salían hacia la suya barcos de pasajeros que llevaba de vacaciones a otros chicos como él por 30 euros. Pero a él le tocaba pasar de otra manera.
Amir que nunca había salido de su entorno inmediato, tras muchas adversidades, con el corazón aún doliente por estar sin los suyos, con la incertidumbre de saber qué sería de él e invadido tantas veces por un miedo helado y oscuro… consiguió llegar a la ansiada valla. Ya le habían dicho que no sería fácil, que tanto los de un lado como los de otro no estaban dispuestos a que esa valla se saltara, que estaban allí protegiendo la libertad de unos y asegurando la condena de otros a no ser libres. Que él y muchos como él serían considerados un problema, un gran problema que amenazaba el orden y la tranquilidad.
Amir era un joven bueno que ahora perdía su nombre y su identidad para pasar a ser sólo un problema : un delincuente que infringía unas leyes que nunca lo protegieron de nada , ni le dieron nada, unas leyes que lo obligaban a estar ante una valla arriesgando la vida para no ser más -en caso de conseguir saltarla- que un ilegal, un “sinpapeles”.
Iba con otros chicos como él , con el miedo en la cara como él, con la misma hambre y el mismo temblor en el corazón del que sólo eran testigo las estrellas que brillaban aquella noche en el cielo y a las que ellos se encomendaban mientras desde las playas del otro lado, desde los paseos marítimos, desde las puertas de las discotecas, los pubs, los jardines , las podían mirar los otros millones de chicos de 25 años que nacieron el mismo día que él.
Por fin, arrastrándose, consiguieron tocarla. Se disponían a saltar, a no pensar, a dejarse a girones las camisas, los guantes y el alma en el intento. Pero los guantes, las camisas y el alma se encontraron con espinas de hierro y con cuchillas afiladas –imprescindibles declaraban los que las mandaron a poner-   cuchillas para atrapar a animales, trampas para cazar a humanos en nombre de la ley y el orden.  
La sangre de Amir machó algunas de las flamantes cuchillas recién puestas en esa valla gigante, aún más elevada, más desafiante, más vergonzosa. Que pena con lo nueva que estaban y ahora llegan estos desgraciados y la manchan de sangre.
NO sabemos si algunos de los que lo acompañaban en ese viaje consiguió saltar . Amir no pudo. En cada intento, en cada cuchillada,  recordaba la cara de un hermano, o la de su padre en la despedida, o la de su madre que nunca quiso que se fuera, pero aún así no pudo. Las cuchillas cortaron los guantes y la piel y le cortaron en profundidad el futuro para siempre. Amir era un buen chico, un precioso chico de 25 años y corazón limpio orgullo de su familia.
No tenemos la costumbre de ponernos en el lugar del otro y miramos solo a través de nuestro prisma cada vez más personal, más egocéntrico, menos solidario, menos humano. Me gustaría que pensásemos  por un momento que Amir es nuestro hijo. Pongámosle la cara de nuestro hijo, la sonrisa de nuestro hijo, proyectemos en él el amor que le tenemos a nuestro hijo , pensemos en el día de su nacimiento, en una noche de Reyes, en su primer día de colegio, en sus risas de niño , en su adolescencia, en sus sueños… e imaginémosle rodeado de cuchillas con el corazón roto y el pecho abierto al lado de una valla lejana, sin nadie querido cerca, sin ni siquiera una mirada amiga mientras se desangra en el suelo. Es nuestro hijo. Es el hijo de todos. No lo olvidemos cuando nos enseñen las cuchillas como un triunfo en medio de noticias de fútbol, mientras nuestros hijos nos piden 50 euros para comprar la camiseta de su equipo. Amir se quedó en la valla y su familia sin él. 
Esperemos no quedarnos nosotros sin conciencia.