Palestina y el horror
Hay causas legítimas- lo hablaba ayer con un amigo- a las que apoyamos. Y la causa palestina es una de ellas sin lugar a ninguna duda. Pero, más allá de la hipocresía y la inutilidad consciente de las organizaciones internacionales movidas por intereses de todo tipo que pretenden hacernos creer que están muy preocupados en buscar solución, tenemos que alzar la voz individualmente desde el humanismo, el corazón, el sentido común y la denuncia de la violencia. Sin miedo a que nos tachen de lo que quieran tacharnos unos y otros. Yo, como ser humano, como madre, como mujer, no puedo defender ni apoyar a grupos de fanáticos de ningún signo, ni político ni religioso, que actúan bajo la coartada de una causa justa. Si defendemos los derechos humanos no podemos aprobar lo que estamos viendo, no sólo por cómo se están exponiendo a las víctimas israelitas y por las víctimas en sí mismas sino , naturalmente, por las miles de víctimas palestinas inocentes que están pagando de forma cruel decisiones en las que ellos/as no han participado. O ¿creían los que han atacado a Israel que Israel iba a responder de una manera distinta a la que lo ha hecho? Claramente no y es su propio pueblo palestino inocente e indefenso el que está sufriendo – como siempre- las horribles consecuencias. ¿Les importan a unos y a otros? No.
Defender la causa palestina nunca puede significar defender la guerra, el horror, la muerte, el caos y el sufrimiento de miles de civiles de todas las edades y sexo inocentes (es muy fácil cuando estás lejos y la muerte y el horror no le llega a los tuyos) y mucho menos defender y apoyar a grupos violentos que – no lo olvidemos- están muy lejos de respetar los derechos humanos de su propio pueblo. Nos guste o no nos guste. La condena a Israel está clara, también, sin ninguna duda, la injusticia y el atropello internacional a Palestina, está claro. El mirar para otro lado de la comunidad internacional dejando al pueblo palestino sin soluciones, está claro. A pesar de todo eso, apoyando la causa palestina y defendiendo la paz, la vida y a los seres humanos inocentes que tanto en un lugar como en otro sufren las consecuencias de la barbarie, no se pueden apoyar ciertos actos de quienes exponen a su gente – sabiéndolo- a la matanza a la que estamos asistiendo. Y siento la necesidad de decirlo porque o callamos o seguimos pensando que ser de izquierda es defender el horror dependiendo del lado que venga. Yo creo que la izquierda debe defender otros valores, otros principios y debe ser coherente – siempre- con lo que defiende y apoya. El odio engendra odio, la violencia, violencia, el terror, terror y la sangre de las vidas ya arrancadas de niños, niñas, ancianos, mujeres, hombres inocentes que, en uno y otro lado, se oponen a estos interminables enfrentamientos , nos gritan que paremos, que paremos, que alcemos voces diferentes que no alimenten el conflicto, que esa no será nunca la solución. Y creo que todas y todos queremos solución definitiva y que ésta no se busque ni se sustente en la sangre, en la sinrazón y el dolor humano. Publico esta opinión-reflexión sabiendo que hay sectores cercanos, muy cercanos, que arremeterán contra lo expresado. Desde ya digo que me da exactamente igual. Que he luchado por mi libertad para hacer uso de ella.