Se me antoja que la tarde se nubla porque mañana es 2 de Agosto. Tengo la sensación de ver desde mi balcón las palomas blancas recogiéndose hoy más de prisa, como sin ellas también tuvieran memoria. Está más gris la tarde aunque apriete el calor como todos los primeros de agosto.
No puedo evitar los escalofríos cuando lo pienso ni puedo evitar reconstruirlo, a mi manera, a mi forma estética y emocional de construir un hecho concreto. Nadie, excepto él, podría decir qué sintió en aquellos momentos. Nunca lo sabremos. Yo cierro los ojos y oigo los golpes en su puerta y aparece una tormenta de miedos – inevitables- que lanza rayos por todo mi interior y sigo oyendo los golpes en la puerta, lejanos, con unos ecos que mas que aquellos golpes secos parecen llamadas de otros mundos. Como en un sueño oigo que abren y escucho voces de hombres… ¿de hombres?.
Sigo intentado imaginar el momento con el escalofrío que no me abandona, que se empeña en formar parte de lo imaginado imponiendo su presencia real. Preguntan por ti. Tu sabes quienes son y a qué vienen. Miras a tu alrededor, vuelves la mirada hacia las fotos de tus hijos, tu mesa de despacho, tus libros… te levantas mientras sigues oyendo voces en la puerta y pasos que se acercan a tu estancia. Te levantas. Sales hacia la puerta y vas dejando atrás las paredes que no volveras a ver, el suelo que no volverás a pisar. Llegas a la puerta y allí están ellos, con sus camisas azules, con sus ojos de hierro, con sus manos que no saben de temblores cuando sacan a un hombre inocente de su casa. Hay sollozos, abrazos… Tus hijas… Tu hijo… no entienden que está pasando pero ven que se llevan a su padre, a un hombre que siempre tuvo una sonrisa y un gesto de amor hacia ellos. No entienden por qué llora su madre ni saben quienes son esos hombres azules que preguntan por ti.
No se va el escalofrío mientras escribo… es sólo un pensamiento, una reconstrucción imaginaria de aquel momento pero no se va el escalofrío.
No sé que se puede sentir en esos momentos, no sé qué sintió él porque nunca lo pudo contar.
Hoy, 1 de agosto de 2013, la tarde se ha vestido de gris, las palomas se han recogido antes de tiempo y los tejados de Sevilla me parecen tristes, como si todo tuviera memoria.
Te arrancaron de tu casa un dos de Agosto para llevarte hacia la oscuridad de la muerte, del asesinato unos días más tarde. Pero tu llevabas contigo un universo de luz, de campos, de olivos, de campesinos, de tierra fértil y maltratada, de ilusiones, de sueños que nunca pudiste ver hechos realidad. No sé que sentirías cuando te llevaron Blas pero yo siento el escalofrío. Ellos sabían lo que hacían, lo sabían tanto que fuiste de los primeros… y ¿sabes? Nunca me pareció extraño que fueras de los primeros porque llevabas contigo a Andalucía y eso era, precisamente, lo que querían asesinar. Representabas el mismo peligro que representarías hoy y fueron a por ti con sus ojos de hierro, con sus camisas azules, con sus manos que no saben de temblores cuando sacan a un hombre inocente de su casa. No hacía aún ni un mes de aquel estreno del Himno que hoy es el nuestro.
Te fuiste con ellos y contigo iba Andalucía. El Guadalquivir fue uno de los testigos que sigue teniendo memoria . Ellos han desaparecido. No quiero dejar aquí el apellido del sargento que fue a por ti porque ya son solo unas camisas azules sin nadie dentro. Tu te quedaste para siempre entre nosotros, no consiguieron su propósito aunque en este 1 de Agosto de 2013 siga habiendo otras camisas de otros colores que quisieran llevarte y dejarte en el olvido. Tampoco lo van a conseguir. En 77 años no lo han conseguido porque aún hay gente en tu puerta que te abraza Blas.
El 2 de agosto de 1936, fue detenido Blas Infante en su casa de Coria del Río.
¡¡VIVA ANDALUCÍA LIBRE!!
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