28 septiembre 2013

La Velá del Cerro




Son días de Velá… de barrios que se afirman en su identidad. Dicen los psicólogos, que los primeros años de vida te marcan para siempre. Y debe ser así porque mi barrio del Cerro del Águila y todo lo que supuso ese entorno en mi infancia me acompañan siempre y, sin lugar a dudas, me marcaron. Fui una niña feliz y ese recuerdo de felicidad, de familia, de caras y nombres de los que aún me acuerdo van unido a esa sensación de felicidad que viví en mi barrio a pesar de las grandes dificultades que pasaban su gente. Eso siempre me certifica que no es directa la relación economía-felicidad.
La piscina, frente al Tamarguillo, como llamaban a la casa donde vivíamos era nuestro universo. El patio de arriates de margaritas y una higuera, donde soñamos con tantas cosas, nunca se borraron de mi mente, como no se borraron el olor a tierra recién regada y las noches de verano, en la puerta de casa, donde mi abuela paterna con su moña de jazmines en el pelo, mi madre y las vecinas se contaban los sucesos diarios y alguna que otra noticia extraordinaria sucedida en algún lugar del barrio . En las tardes de verano, en medio de esa quietud de las horas de calor intenso, los niños dormíamos en el zaguán buscando el fresquito. Guardo la maravillosa sensación de paz que me producían aquellas horas de siesta.
Las tapias del matadero eran murallas de cuentos orientales en mi imaginación de niña y parte  fantástica de las historias que contaban sobre los muchachos del barrio saltándolas con la esperanza de ser toreros, entre los que se encontraba mi padre.
Recuerdo su plaza de abastos -donde mi tio y mi abuela tenían su carnicería- como un lugar bullicioso de gente amiga, noble, trabajadora, humilde y solidaria. De pequeña lo intuía, ahora lo sé. Gente que se ganaba la vida trabajando duro, ganando poco pero sin perder la ilusión ni las ganas de salir adelante, de mejorar el futuro de sus hijos a los que daban todo lo que tenían y les enseñaban con su ejemplo, el valor de las cosas.
Y la gran fiesta entonces era la Velá. Mas que su parte festiva, lo imborrable en mi memoria es el día de la salida de la Virgen, el día de la procesión. Mis tíos la llevaban como costaleros  y mi abuela la acompañaba siempre con su vela en la mano, iba detrás de ella, nunca supe por qué ni por quien  pedía y ahora pienso que el solo hecho de ir a su lado era motivo suficiente para seguirla años tras año.  Siempre me daba un vuelco el corazón cuando pasaba por mi lado, la veía desde abajo, pequeña, atenta, y recuerdo su manto como brisa fresca. Cuando consiguió vencer las murallas – todas las murallas- y llegar al corazón sólo geográfico de Sevilla ,en esa semana singular y grande, desde aquel claro extramuros que era mi barrio, aún vivía mi abuela. Y la pudo ver pasar por la puerta de su casa, bajo palio, con ese manto tan suyo y tan nuestro, a la sombra de los altos árboles de la calle Afán de Ribera, con el orgullo y la emoción de todo un barrio atrás porque era su identidad de clase humilde y su historia lo que llevaban al centro. Y  vi llorar a mi abuela.  La conocía bien y sabía que no lloraba solo de emoción. Lloraba también por ser testigo de ese momento tan esperado desde hacía años por la gente del barrio, por esa conquista social que fue llevar nuestros dolores al centro y mostrarlos allí recordándoles a los que  decidían que llevábamos mucho tiempo olvidados y que éramos tan sevillanos como ellos.  Ahora tengo el privilegio de verla salir desde la propia iglesia como lo tuve de tenerla cerca día y noche durante mucho tiempo, cuando se alojó con su cristo de la humildad, mientras se reformaba la iglesia,  en la nave-teatro que tenía mi padre con La Cuadra en Navisa un polígono industrial, de clase trabajadora..  Nuestra nave fue su casa , la de las dos imágenes que representan al barrio en las tardes de Martes Santo.  Difícil de olvidar aquellos días y aquellas noches en los que formaron parte de nuestro paisaje diario.  Cuando se los llevaron –tras meses- de la nave a la Iglesia sentimos un extraño vacío.
Ahora tras verla salir mientras escucho el himno de Andalucia que solo a ella le tocan  -otro orgullo mas del barrio - me voy enseguida para la puerta donde vivía mi abuela, Y no puedo evitar que me asalten los recuerdos y, por qué no decirlo, también las lágrimas. Veo a mi abuela viéndola pasar, veo a mis tíos debajo de las andas, ninguno está ya con nosotros, pero cuando ella pasa, estamos todos como estábamos cuando sólo salía por el barrio en la Velá. Son emociones que tienen que ver con lo humano, con las vivencias y los recuerdos familiares y con esa particular forma andaluza de proyectar en las imágenes la identidad de los barrios, más allá de las creencias religiosas de cada uno.   
Humildad, desamparo, abandono y dolores, términos que definen también a un barrio que supo vencerlo todo con su tesón y su trabajo y en el que yo tengo el orgullo de haber nacido. Deben tener razón los psicólogos porque en mis señas de identidad humanas hay una marca, una denominación de origen que se llama Cerro del Aguila.  Feliz Velá hoy y siempre. 

26 septiembre 2013

Caparrós hijo predilecto


Los hechos hablan por sí mismos. No hay mejor testigo ni mejor prueba que los hechos. Ante estos ni las palabras, ni los adornos, ni los eufemismos, ni las verdades a medias, ni mucho menos las mentiras sirven de nada por mucho que se controlen desde el poder, desde todos los poderes.  
Si lo hubieran hecho otros a los que se llega torciendo a mano derecha, las criticas y las manos en la cabeza hubiesen sido una practica usual y las tintas en los medios de comunicación  hubiesen corrido a chorro. Pero no han sido los del fondo a la derecha sino los del centro a la izquierda y , por no parecer reaccionarios (gran trampa demagógica la que nos tendieron) la mayoría no abría la boca o se abría puntualmente dejando luego que todo siguiera su curso y con la conciencia revolucionaria tranquila. Y a los cuatro años, la memoria que es frágil para algunas cosas se declaraba en huelga porque la mayor parte de las veces puede más el interés personal -que es el que nadie ve cuando llegan las urnas que para eso es secreto – que lo manifestado en la calle a la vista de todos.
Los títulos de hijos predilectos y las medallas de oro de Andalucía han ido repartiéndose según gusto oficial, mas cercanos éstos -en las áreas adecuadas- a los de las figuras mediáticas que quedan muy requetebién en las fotos y son muy populistas, que a los verdaderos méritos del premiado en lo que su aportación a Andalucía y a la lucha por la democracia, la identidad y la dignidad del pueblo andaluz se refiere.
Por ceñirme a la cultura, pongo algunos ejemplos  y vaya por delante la consideración que me merecen como profesionales.  Me he preguntado muchas veces qué hace Paz Vega con la medalla de Andalucía si lo que ha hecho es no estar en Andalucía, ni escribir, ni crear, ni luchar ni defender jamás su Ser Andaluz… y por qué Carlos Cano se tuvo que morir para que se la dieran. Carlos no vio oficialmente el reconocimiento a su labor y a su lucha , el gobierno andaluz no lo tuvo en cuenta, lo dejaron morirse sin darle las gracias… aquí poco podemos maquillar: fue así, es así y ya no tiene remedio ni nos pueden contar ningún cuento. No se la dieron. A Alejandro Sanz sí. Debe ser porque vivir en Miami y vender muchos discos de los que no se queda un solo euro en esta tierra es muy importante para la cultura andaluza. A Manuel Gerena, el que luchaba contra la dictadura con su cante jondo, el que se declaraba andaluz republicano ayudando a que los que están ahora llegaran por primera vez  a un poder que nos ilusionaba y que aún hoy sigue coherente con eso de ser cantaor republicano de izquierda, han tardado 28 años en concedérsela y me da la sensación que si nos es porque IU está ahora en pareja, no la hubiese olido… podríamos seguir poniendo ejemplos. Los que se quieran.
Con los “Hijos predilectos” seguimos la misma corriente. Carlos Cano también a título póstumo. Y otros muchos como él pueden seguir engrosando la lista. Sin comentario.
Ahora Caparrós. Todos los andaluces deberíamos saber quien fue Caparrós, algo que por supuesto es una quimera. Le pasó a él, como podía haberle pasado a cualquier otro/a de los millones de andaluces que salieron a la calle aquel 4 de Diciembre. Fue él y él representa a todos los que aquel día reclamaban justicia , respeto y autonomía para el pueblo andaluz y que portaban con orgullo y con la mirada alta después de siglos de agachar la cabeza, una verde y blanca que simbolizaba la liberación de tantas humillaciones y una Andalucía dispuesta a mirar de tu a tu a los que creían tener el derecho de seguir mirándola por encima del hombro.
Por ello aquellas primeras medallas desde el 85  y los títulos de Hijos Predilectos tendrían que haber sido para él , para Caparrós por lo que simbolizaba y para todos aquellos que fueron decisivos en la construcción de una democracia y una Andalucía más consciente de sí misma , de su poder y su derecho. Algunos aún están esperando aunque no creo que, visto lo visto, les importe ya mucho el reconocimiento – además ninguno lo hizo para eso- y otros no lo tendrán jamás. Caparrós lo tiene... 28 años después... cuando ya ni a los balcones se asoma la arbonaida el 28 de Febrero… del 4 de Diciembre ni hablo. Un solo anuncio oficial en La Nuestra durante una semana llenaría de banderas andaluzas las calles, es muy fácil cuando la voluntad es manifiesta, tan fácil como hacer lo contrario que es lo que se hace, no vaya a ser que se convierta en despertador tanto verde y blanco que eso ya no es lo que interesa a menos, como estamos viendo, que se vuelvan a necesitar esos votos que se escapan para otro lado y, una vez más, no se va a consentir la pérdida, así que vengan flores a Blas Infante y título a Caparrós , lo que haga falta.
Por supuesto que los criterios de estos títulos y medallas los tienen quienes las otorgan, a ellos les corresponde naturalmente la decisión. Sus preferencias han estado claras a lo largo de estos años y esto es incontestable, la lista es pública. A partir de aquí que cada uno haga la fotografía que quiera, pero elementos para juzgar la historia reciente que nadie diga que no tiene. 

17 septiembre 2013

Crisis y artistas


Toda enfermedad necesita su medicina. Una crisis es, en medicina natural, una reacción al mal para echarlo fuera, para librarse de él. Para ello hay que pasar por momentos de dolor, de erupciones, de mucho malestar hasta conseguir la curación. Así son las crisis naturistas, las homeopáticas y… las económicas y sociales. La enfermedad -en este caso- la provoca el virus del capitalismo, de la avaricia, de la injusticia, de la insolidaridad, de la desigualdad… Un virus para el que aún no se ha encontrado el antídoto eficaz que lo elimine y sólo se conocen algunos métodos para aliviar los síntomas pero que no curan la causa de la enfermedad. De este virus nos podemos defender de maneras diversas y seguir buscando la fórmula  con la que poder librarnos de él en uno de esos momentos soñados y futuros de la historia de la humanidad. Una de las armas que conozco se llama ARTE. A muchos les podrá parecer que hablar de arte en plena crisis es una frivolidad, sin embargo, es lo más sensato que se me ocurre y uno de los medicamentos naturales más eficaces para el alma y la psiquis que sufren graves golpes , tan graves o más que los materiales. Decía Lorca que “en estos momentos dramáticos del mundo, el artista debe llorar y reir con su pueblo. Hay que dejar el ramo de azucenas y meterse en el fango hasta la cintura para ayudar a los que buscan las azucenas” .  
El Arte tiene su misión en la crisis: redimir, sublimar y aliviar el dolor metiéndose en el fango si hace falta – y hace falta- para ayudar a los que buscan las azucenas. Los artistas comprometidos con su gente y con su entorno social no pueden “trasladar su casa a las estrellas” como también comentaba Lorca. Pero no podemos olvidar que el Arte y el artista son también , como cualquiera, victimas de la crisis, como seres inmersos en la realidad la sufren igual que todos los demás. No tienen inmunidad contra el virus y se desmoronan- como todos- ante la necesidad de la subsistencia diaria. Pero el artista no deja de crear , incluso hasta se crece como desafío a la adversidad y esto le salva y salva a los demás. Al Arte no lo frenan los bancos aunque hieran al artista, aunque mermen sus posibilidades, aunque los desahucien de sus casas.  El artista herido sigue creando, sigue volcando su interior en una canción, en una obra de teatro, en una película, en una composición, en un cuadro… lo hace como puede, como le permiten las circunstancias, pero  no cesa en su creación y muchos (o algunos) lo utilizan como respuesta revolucionaria. En las crisis se va de la oscuridad a la luz. Y la luz . con m´s a menos intensidad siempre llega. Quizás cuando lleguemos a esa luz podamos encontrarnos con una sociedad que quiera más a sus artistas que la actual, que valore más su trabajo, que sea consciente de que una de las mejores medicinas que le han ayudado a salir de la oscuridad ha sido el ARTE en todas sus manifestaciones. Quizás nos acordemos de una canción que nos hizo soñar, o un libro que nos ayudó calmar la ansiedad por las noches, o una película que nos salvó de la angustia durante dos horas, o una obra teatral que nos hizo reflexionar y entender las cosas de otra forma o… tantas cosas de la que es capaz el arte.
Quizás cuando recuperemos la salud y esta enfermedad capitalista haya sido amainada en su virulencia, podamos ver que hubo unas mujeres y unos hombres que aún siendo víctima de la misma enfermedad y la misma angustia, fueron capaces de darle a los demás un calmante que aliviara el dolor , un calmante y también un “arma cargada de futuro” con la que combatir : EL ARTE.  Quizás… ojalá. 

08 septiembre 2013

La voz de un pueblo


Anoche, en Mairena, en el Festival Flamenco, podría no haber ocurrido nada más -ni menos- que pasar una noche disfrutando del cante y el baile flamenco, en un marco como el de ese Festival, uno de los pioneros en Andalucía, por tanto, en el mundo.
Pero no fue así.
Hablamos de cante jondo, allí no cabe otra cosa y quizás por eso lo que me estaba llegando no eran sólo las voces estremecedoras de cantaoras y cantaores sino, una vez más, el alma del CANTE. Ya no eran los matices de las gargantas de cada uno/a, iba mucho más allá : eran ecos de la historia de un pueblo, una historia única que es la puede ser capaz de parir esa criatura que ayer habitaba  en el escenario. Eran todos los gestos de los cantaores y cantaoras, milenarios, involuntarios, sobrecogedores muchas veces, ajenos a la convencional idea de la belleza. Eran sus manos retorcidas por un esfuerzo que, para convertirse en voz y en cante, no le sirven sólo las cuerdas vocales sino que necesariamente tiene que salir de las entrañas y de las entrañas nada sale de forma modosa, ordenada, estudiada y vacía., Sentí como esas voces, con el busto de Antonio Mairena atrás, atento, escuchando y comprobando – sin dudas- que no se ha perdido la jondura del cante ,  eran como agua que regaban los campos y la tierra de donde nacían, que se esparcían por aquellos territorios de trigos, por aquellas vegas de sudores y de espanto de siglos, que fertilizaban – sin saberlo, sin ser conscientes - la conciencia de pueblo, de pertenencia a una cultura nuestra, propia y singular. Era la tierra que volvía a la tierra en un ciclo de vida , muerte y renovación. Eran quejas, dolores acumulados, “ays” que vienen del más allá, de la noche de los tiempos andaluces que tanto guardan, que tanto acumulan, que tanto callan para seguir conservando su sabiduría, guardándola como un secreto que, en estas ocasiones, sale a borbotones indescifrables en forma de cante jondo, de ese que solo necesita una guitarra – también sabia y antigua- y, casi ni eso . Letras de lo cotidiano gitano-andaluz,  que también evocaban aquellas fraguas , aquellos comportamientos, aquellas convivencias, mezclas y destinos y aquel orgullo de ser gitano trabajador andaluz o no gitano trabajador andaluz. Te puede llegar lo que te llega, pero cuando hablan las entrañas, en ese lenguaje que no es humano, no existen etnias,  ni colores, ni las separaciones que se establecen en este mundo material,  sectario y clasificador. En esta noche, como en todas esas noches donde el cante ya no es cante para pasar a ser una criatura en sí misma gestada por el pueblo andaluz, es cuando te sigues reafirmando con más fuerza, cuando te hablan desde otros lugares voces que escuchamos los que estamos atentos a ellas, cuando el escalofrío no tiene nada que ver con no llevar puesta una chaqueta a las 4 de la madrugada al aire libre, cuando el nudo de la garganta no sabes de dónde ni por qué surge.
En esas noches sabes, compruebas de nuevo, que no estás equivocada en tus íntimas convicciones, que tienes las responsabilidad de hacer valer  como se pueda, como te dejen, como sea capaz, lo que encierra lo jondo en Andalucía – más allá de las expresiones externas – que tienes mucho por lo que luchar, mucho por lo que sufrir, mucho por lo que amar. 
Sentí, como he sentido tantas veces en mi vida.  Que aunque tuviera toda la eternidad, no sería suficiente para agradecerle a esta tierra el tesoro espiritual que nos regala. Cada una, cada uno, sentirá , a su forma -cuando lo siente- cómo devolverle a esta tierra su grandeza, como pagarle su generosidad. Yo quisiera, cuando me vaya, volver a ella mil veces más y por mucho que haga en todas esas mil veces, nunca será suficiente. Pero, al menos, en esta realidad, en este espacio-tiempo mío, no dudaré jamás cual es el camino.  Escuchando todo lo que había detrás de esas voces, de esas entrañas por soleá. por seguiriya, por romance, por martinete, por fandango, por malagueñas… no puedo dudar del camino.
Me acordaba anoche de las palabras de Federico, la que he repetido tanto en mis trabajos teatrales y audiovisuales y que vuelvo a dejar aquí, junto a estas emociones de anoche:
“El cante es hondo, verdaderamente hondo, más que todos los pozos y todos los mares que rodean el mundo, mucho más hondo que el corazón actual que lo crea y la voz que lo canta, porque es casi infinito.. Viene del primer llanto y del primer verso”. F. G. Lorca.