De nuevo nos llega Agosto que, a pesar del calor, nos deja la sangre helada a quienes no podemos olvidar tanta luz atravesada por balas de barbarie, por corazones de acero, por golpes en tu puerta, en la puerta de una casa donde habitaba la alegría, la música, la cultura, la esperanza, los sueños…
¡Blas Infante! gritaban mientras sonaban aquellos golpes bajo un escudo en el que se dibujaba una bandera verde y blanca.
Hace 83 años de aquel 2 de Agosto y aún los golpes provocan el escalofrío y el sobresalto de la memoria.
¡Blas Infante!
Mas golpes en la puerta tras la que, atemorizada, se encontraba tu familia.
Entraron y te arrancaron de cuajo la libertad aquellos novios de la muerte y la oscuridad.
No tardaron en ir a buscarte, ni siquiera había transcurrido un mes tras aquel canalla golpe de Estado. No tardaron en ir a por ti – a pesar de todos los líderes de la república, destacados comunistas , anarquistas y socialistas, a pesar de todos los sindicalistas de la CNT o la UGT… fueron de inmediato a por ti porque sabían lo que tu representabas y sabían que, contigo, se llevaban prisionera a una Andalucía que siempre estuvo amordazada y sometida y que necesitaban que lo siguiera estando. Como ha sido durante siglos. Durante muchos siglos.
Tu y la Andalucía que temían caminabais juntos delante de aquellos hombres de camisas azules y corazón de acero. No sé si lo presentías pero ellos sí sabían bien que no volverías jamás. Creyeron saber que no volverías jamás y que tu recuerdo se esfumaba a cada paso que te hacían dar hacia la calle Trajano.
Como aquella paloma de Alberti, el poeta andaluz comunista, se equivocaban. Se equivocaron.
Pero tu recuerdo no está en los actos oficiales , el de los hipócritas, los judas, los que solo saben de ti tu nombre, los que izan la bandera descafeinada en un mástil en el que les daría igual que ondeara otra y realizan la pantomima de un homenaje no sentido. No. Tu recuerdo no está en los bustos de los parques donde se han encargado que la mayoría no sepa quien eres o que, como mucho, han oído que eres el padre de nuestra Patria andaluza. Tampoco eso sirve a tu propósito porque desarticula tu palabra, oficializan un título para vaciarlo de contenido. Es la vieja fórmula humana que siempre funciona.
Tu recuerdo está en lugares menos materiales, menos trajeados, menos rimbombantes, menos hipócritas y se guarda donde, por muchos intentos habidos y por haber, no lo pueden adulterar. Seguimos leyendo ridículos artículos de políticos y periodistas “cosmopolitas”, esos que desprecian el valor de la memoria y de tu lucha que no dan ni para la indignación, todo lo mas, le dedicamos una sonrisa... Ya tenemos aprendida la lección, ya no nos sorprenden ni nos enojan… son previsibles y llenos de lugares comunes. La nada.
Decía mi padre que eras un profeta, un ideólogo de la cultura y de las señas históricas de tu identidad para andar hacia delante, hacia la esperanza y el futuro, un hombre mas del mañana que del ayer y es cierto. Sigues siendo un hombre del presente y del mañana porque pocos como tú supieron adelantarse a su tiempo envuelto en el alma de este país andaluz que tiene en su lista de “pendientes” el coraje de levantarse de nuevo para exigir y ganar el lugar que le corresponde por justicia y por historia y darle una gran patada a la nostalgia , el sometimiento y la resignación.
Te recordamos en este 2 de Agosto, sin complejos y sin tapujos, porque delante de aquellos hombres- novios de la muerte y de corazón de acero- ibas tú, firme en tus ideas y en el amor incondicional a tu nación andaluza y tú, te lo volvemos a decir hoy con la misma alegría con la que bautizaste tu casa de Coria, sigues siendo el futuro de Andalucía.
Viva Andalucía libre!