21 noviembre 2015

La Marsellesa


LA MARSELLESA

Ni la sé, ni la voy a aprender ni la voy a cantar. Para hacerlo tendría que aprender todos los himnos de todos los países donde a diario mueren seres humanos victimas del terrorismo y la barbarie a la que no se le llama terrorismo como esos seis millones de niños al año que mueren por causas evitables, o los que fusilan los mismos terroristas, o los que matan otros para traficar con sus órganos , o los que están a merced de cualquiera en países que también se rasgan las vestiduras en casos como los de Paris. Cada día mueren asesinadas miles de mujeres en el mundo y hay miles de victimas del mismo terrorismo que atacó Paris y de otros terrorismos. Y no pasa nada.
Nos dejamos llevar por los medios, por las puestas en escenas políticas, por las “grandes palabras” vacías no solo de contenido sino de verdad. Los mismos que venden armas y alimentan el terror se rasgan las vestiduras ante atentados como los de Francia y nos arrastran con ellos obligando a seguir sus dictados de lo que es bueno, malo, correcto, incorrecto, importante o despreciable. Nos niegan el valor del pensamiento, de la critica, del análisis propio del mundo. Nos niegan el negarnos a seguirlos por miedo a no ir con la corriente y que nos señalen como “raros”. Siempre el miedo amenazando la libertad personal y colectiva.
No compro que haya vidas más importantes que otras, que haya víctimas de primera y de segunda. No admito que miles de personas victimas del terror sean noticia de un día y olvidadas el siguiente y que se cambie de la noche a la mañana una Constitución por otras que seguirán siendo “noticia importante”  durante meses y movilizando a la comunidad política internacional. No. Todas duelen, todas son asesinadas, todas tienen madres, padres, hermanos, pareja que las quieren y que se rompen de dolor. TODAS.
Países hipócritas que han hecho estragos en su historia – grandes estragos- y que siguen viviendo de las rentas de un hecho como la Revolución Francesa en la que se mataron a 30.000 personas sin juicio y sin motivo justificado que no eran precisamente nobles. No hablemos de Argelia ni de tantas otras ocasiones donde la fraternidad. La igualdad y la libertad eran solo para ellos pero no para los demás. Y ahora nos meterán en una guerra. Y tocaremos las palmas y cantaremos la Marsellesa viendo a nuestros hijos con los fusiles en las manos. Ahora si. Cuando todo se pudo evitar y resolver de otra manera no. Cuando les interesaba crear el caos porque tenían y tienen grandes intereses económicos – que no valores humanos-  no importaba que el terror aniquilara a diario a miles de personas. De niños. De inocentes civiles Esas vidas no valen lo que las francesas. Esas vidas son las de “los nadies” y no valen nada para ellos.
No. No voy a cantar la Marsellesa. Condeno el terrorismo venga de donde venga cuando se lleva por delante víctimas inocentes de la sociedad civil, cuando impone la ley del miedo, cuando atenta contra los derechos humanos, cuando asesina indiscriminadamente., cuando se usa la religión como excusa condenando además a todos los que practican esa religión en paz. Pero no voy a cantar la Marsellesa porque , además, es un himno creado para la guerra y yo no entono himnos de guerra.