Parece que todos en estos últimos días están empeñados en
que no olvidemos ciertas cosas antes de coger la papeleta e introducirla en las
urnas.
No voy a hacer ningún análisis sesudo ni intelectual ni en
esos términos políticos que tanto nuevos como tradicionales usan ya en sus
discursos repetitivos. Voy solo a no olvidar antes de coger la papeleta ya que
tanto me lo recomiendan desde las tribunas televisivas. Y voy a volver a
repasar ciertos videos que ahí están en la red para volver a escuchar lo que
hoy han cambiado radicalmente sin ni siquiera gobernar algunos de los grupos
que quieren dirigir este Estado.
Es curioso cómo el marketing televisivo puede arrasar con
las ideas que en algunos creíamos arraigadas y sinceras. Es para analizar como
se puede ignorar conscientemente lo que no nos gusta para votar llevados por
unas corrientes que nunca desembocarán en esta tierra. Es bueno ver quienes van
en las listas y quienes son si nos tomamos la molestia, porque no se vota al
líder, se vota a los que van en las listas de cada territorio andaluz que
acabarán – como todos- pulsando el botón que decidan en Madrid.
No, yo al menos no. Crecí con un defecto – compruebo a
diario que debe ser un defecto - que es la coherencia. No puedo estar convencida
-e intentando convencer a los andaluces cada vez que puedo- que ningún partido
estatal luchará nunca por Andalucía, que vienen por los votos del mayor
territorio del Estado disfrazados de lo que haga falta - que pena que las elecciones no hayan coincidido
con los carnavales-, que sin una fuerza
andaluza no vamos a tener nunca ese lugar necesario y conquistado por derecho y
por lucha en ese debate constitucional que se nos avecina, que nuestra
obediencia debe ser andaluza para que nuestra voz de pueblo se escuche fuerte y
rotunda en Madrid, y ahora votar en
secreto a un partido estatal dentro de la izquierda por mucha banderita
andaluza que ondeen en sus mítines porque la escenografía no me va a mover un
ápice de mis ideas.
Creo que tenerlas claras no va con la corriente en estos
días de elecciones pero qué le voy a hacer si siempre fui sincera y jamás
escondí ni mentí sobre lo que quiero para está Andalucía desierta.
Voy a votar, claro que voy a votar. A las mujeres nos costó
la vida conseguir el voto y poder participar en la vida política y social para
que ahora nos quedemos en nuestras casas en elecciones. Voy a votar. Voy a
coger mis dos sobres y en uno pondré “supresión de este senado” y en el más
importante - después de cerrar los ojos y pedir un deseo con todas mis fuerzas- introduciré una bandera verde y blanca donde
escribiré “Viva Andalucía Libre” y pensaré en todos los que dejaron su vida ,
su esfuerzo, sus ilusiones y su trabajo por ella. Mi voto no será para ningún
partido estatal y será nulo para la oficialidad pero muy válido para mi y para
mi conciencia.
Y voy a sonreir, no se preocupen que no se me borra la
sonrisa, porque mirando al futuro sigo viendo a un pueblo capaz de
autoafirmarse y despertar de su largo
letargo. Y si no fuera así también tendré
motivo para sonreir este 20D porque he ejercido mi derecho al voto y mi
voluntad intocable por los medios de comunicación, porque no me he dejado
llevar por la moda política, porque no me han convencido y porque , a pesar de
todo, siempre me habrá merecido y me merece la pena luchar por esta tierra
andaluza. A mi manera y a contracorriente.