Gelem Gelem…
Anoche, subieron por los muros de la Casa de Sefarad en
Córdoba los gritos de miles de gitanos desde la garganta de una sevillana
gitana y judia : Macarena Giráldez.
Eran ellos gritando su dolor, su desgarro dentro de aquella
barbarie de los “civilizados arios”, de aquellos terroristas legitimados por
gran parte del pueblo.
Los quejíos rotos del flamenco nacieron del dolor, por eso,
en ocasiones como estas y en artistas como Macarena, los “ays” que se
intercalaban con el “Gelem, Gelem” arrancaban escalofríos imposibles de
describir con palabras.
Allí quedó ese irrepetible Himno Gitano, en la noche
cordobesa, en aquellos muros de la Casa de Sefarad que tantas cosas podrían
contarnos de nuestros antepasados andalusíes, de los que tantas cosas tenemos
que aprender.
Allí quedaron los gritos y los silencios de un flamenco personal
para recordar a aquellos hombres, mujeres y niños victimas inocentes , a
aquellos gitanos cuyo delito era solo ser gitano.
Las murallas cordobesas por donde resonaba aquel Gelem Gelem
de anoche, recuerdan quejíos similares, desgarros de aquellos hijos e hijas
expulsados andaluces que las miraron por última vez rotos de dolor mientras los
obligaban a abandonar su tierra. Por eso anoche tuvieron que acordarse de aquellos que las levantaron y temblaron también de escalofrío
mientras grababan en sus venas el grito sobrecogedor de Macarena que quedó por siempre guardado en aquellas murallas de Córdoba un 27 de Enero de 2016 para recordar a todos los olvidados.